domingo, 26 de julio de 2015

Post-amantes



            
–Sí, sabes, te pareces a un viejo amigo que conozco –dijo ella
– ¿En qué? –le pregunté
–En la manera de amar y de desear, en la forma de referirse al placer, en el juicio cansado de su desesperación…

Siempre te había visto como en un discreto amorío en el que terminaríamos como amigos – Saliendo juntos, clandestinamente, como parte de una situación que generaba un deseo y, al mismo tiempo, un juego atractivo – No sé si en algún momento, mientras convivíamos de esta forma, también lo jugaste y al final decidiste dejarlo por las buenas – Como esas situaciones que son mejor no darles tantas vueltas porque terminarían en el mismo punto – Un punto que era más parecido a una cruz sobre el camino y que podía significar tantas cosas – Personalmente ese acercamiento me cambió el modo de ver mis relaciones futuras; y ahora, estas mismas, me parecen cada vez más alejadas a los pulsos que me provocaron tus manías – Quizá de ahí partió el verme, de pronto, en una búsqueda de amantes por un oscuro mundo sexual.

–… en los errores, en las miradas perdidas, haciendo todo como hacia un único sentido que bien pareciera ser el de la redención o la condena…

Una búsqueda que, por momentos, se vuelve frenética y, por momentos, absurda – Con argumentos de algunos de mis amigos, y todos mis fantasmas, que se han ido confluyendo – Una búsqueda ambigua por los caminos que vagamos ciegos tantas noches – Noches llenas de miradas – Y en la que caes una y otra vez por el fuego tentador de lo erótico – Un fuego que, cuando funciona bien, esta complementado por el número par: dos bocas, dos lenguas, dos miradas, dos caderas, dos espaldas, dos sexos… así el fuego te ilumina y calienta – De lo contrario, estando solo, el fuego bien te mata.

–… en los besos dudosos que das con los ojos abiertos, en los sueños alargados por las vías de las sonrisas internas; ¡uff! sus sueños son tan parecidos…

¿Y si las memorias también se perdieran en medio de la eternidad? – ¿Y si al borde de nuestro destino los sentimientos desaparecieran antes que nuestra conciencia? – La realidad, que nos detiene para recordar las cosas que anhelamos, en medio del atardecer – ¿Recuerdas la noche en que charlábamos de las visiones sobre las vidas pasadas que se cuelan en nuestros sueños? – Deseable es un estado de sincronía con los sueños y la vida – Ojalá que los nuestros sean de una textura muy suave – Porque, a esta altura, no sé qué otra cosa pueda amortiguar nuestra caída.

–… pero, ¿sabes en qué sí son diferentes?
– ¿En qué? –le pregunté
–En que contigo siento que no nos conocemos lo suficiente. ¿O tú como ves?
– No, supongo que no –le dije al final.


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