lunes, 15 de febrero de 2016

Ficciones con Soundtrack 09 – Hoy. (Escuchando Scott Walker)


                                                                                                                               Except when it began
 I was so happy I didn't feel like me.
 
-Scott Walker

01. Seducción, detrás de los secretos. Caminar dando vueltas por el centro de la ciudad hasta la madrugada. De parque en plaza y de puesto en puesto. Tania Volpez me acompaña, o yo la acompaño a ella. Seducción, ¿cómo pretender acercarme a tu generación? 

02. Ahora solo quedan esos tres cuadernos: uno de rayas y los otros dos de dibujo. Los tres están llenos de tus garabatos y otras cosas de ti que se quedaron secretamente guardados. No sé si me doy a entender al decir que siempre pensé en que eres una persona con la posición para convertirte en un maestro de la vida, pero que aún no está fundada tu escuela. 

03. Solo cuando has tenido un contacto tan cercano con alguien, cuando llegas a conocer ese lado tan íntimo de la persona, es que se logran descifrar los gestos más triviales. En medio de la noche, por un rumbo que ya habíamos pasado anteriormente, ella propuso sentarnos en unas escalinatas poco iluminadas. 

04. Alguna vez Tania Volpez condujo su Aprio por un sendero nocturno hasta llegar a la desembocadura de un río. El nombre del río me lo dijo, pero ahora no lo recuerdo. Las luces del auto eran lo único que iluminaban esa noche cerrada. Entonces sacó de la cajuela de su auto una caja llena de cosas y las dejó en el suelo. En una esquina del parabrisas trasero hay una calcomanía pegada que dice: “On your own again” Himno de nuestra generación. Tanía Volpez arrastra la caja hasta un lugar seguro y seco. Toma un bote de aceite y fósforos, y procedió a prenderle fuego. El calor, y la escena en ese momento, la hicieron sentir muy bien. 

05. En esas horas recorridas por los rincones de la casa, en la que ya no te asomas y en la que se quedó un aire suspendido. Antes pasamos horas tirados en ese piso dónde ahora se acumula el polvo. Los momentos trascendentales, pasan desapercibidos en el instante en que ocurren. Uno de tus abrigos que me obsequiaste para cubrir la mayoría de mis palabras frías. Una habitación que nunca se sintió igual sin ti y tus noticias que llegaban de las calles cuando ya no estabas aquí. Aun así aun pude escribir la carta de amor más sincera que nunca antes creí que le escribiría a alguien. ¿Cómo cambiar la dulce atención? 

06. Ninguna palabra es inocente; antes creía saberlo mejor ¿No sabes que ahora soy como el hombre más vacío del mundo? Me veo en uno de los reflejos de la casa y sonrío. Tratando de imaginar que te veo detrás de mí. Enseguida pongo un disco que a ambos nos gustaba. Me siento más joven y vigoroso pensando que estás conmigo. ¿Cómo escribir la historia que englobe una relación así después de lo que pasó? Todo en lo que antes creía ya no existe, todo en lo que creo ahora tampoco. 

07. Tania Volpez toma una piedra y la arroja a la mitad del cauce del río tratando de calcular, con el sonido de la piedra al caer, la profundidad de este. Una voz detrás de ella la hizo voltear… “¡Ah, eres tú!”, exclamó. 

08. Seducción en desvelo de las compañías. En las escalinatas me dijiste que siempre amabas de manera instintiva. Que tu forma golpeada de decir las cosas era tu especialidad. Que no te gustan los abrazos ni las mordidas. Que lo mejor es saber lo que uno quiere, para que el otro sepa como complacer en la cama y que “solo cuando has tenido un contacto tan íntimo con alguien, cuando llegas a conocer un lado tan profundo de la persona, es que se logran descifrar sus gestos más triviales”. 

09. Dejando de lado lo significativo de las fechas, todo parece en su momento iluminado como en el plató de una película: gran angular, primer plano, instantáneas, enfoques, detalles nítidos, intensidad, imágenes, imágenes, imágenes... 

10. Me dirijo a la cocina y preparo ese platillo de pasta que muchas veces preparamos juntos. Brindo con una copa de vino al lado de tu fotografía. Veo uno de nuestros videos que grabé con el viejo celular en un concierto y en el que nos veíamos jóvenes, extasiados y sonrientes. Le vuelvo a dar play mientras recojo la mesa y de fondo se alcanza a escuchar tu voz coreando una de las canciones. Lo que mi ojos me dicen al tratar de recordar hace cuánto tiempo fue; mi corazón lo traduce diciendo que no pareciera que fue hace tanto. 

11. En la ausencia aún se puede ver una chispa que es muy pequeña para darnos calor, pero nos deja con la expectativa de convertirse en una hoguera. De pronto me surge esa sensación sardónica que no me abandona nunca y que casi nadie entiende, pero que en más de una ocasión me ha salvado de morir asfixiado por mis propios pensamientos. Y es algo que, bajo algunas circunstancias serias, tampoco casi nadie puede hacer. Tres cuadernos sobre la cama. Hoy los hojeo y al final de uno de ellos me encuentro una nota doblada de manera secreta “Tu carta la he quemado hoy”. 

12. Seducción, detrás de los secretos. Caminar de nuevo por la pieza de tu corazón y terminar dando vueltas por el centro de la ciudad hasta la madrugada, cuando todo se apuesta y nada se gana. Puede que hayamos sido jóvenes y valientes. Puede que lo más preocupante sea siempre perder lo segundo. Puede que envejecer no tenga nada que ver con ganar o perder; sino más bien en volver a amar.




Ficciones con Soundtrack 08 – Breve sinfonía del hombre simultaneo. (Escuchando Royal Thunder)



Introitus (La entrada): En efecto, cuando llegaste, la habitación era otra, la mujer era otra, los tiempos de las tardes peregrinas también eran otros. Pero al final la sinfonía, ¡Oh sorpresa!, seguía siendo la misma para ti. El día comenzaba igual. Una sinfonía que llegaba de manera simultánea a la vida para alterar lo que sentías. Y saliste de ahí pensando en los últimos caminos de la verdad que cualquiera transita. Me sorprendo de cómo es el corazón humano de raro que, aun después de pasar por (aparentemente) las mismas añoranzas o adversidades, funciona éste de forma tan distinta ante cada una. La habitación, la mujer y los tiempos incluidos en una reminiscencia editada, ¿No es cierto? Yo soy la definición del hombre simultáneo. Soy el que desde hace tiempo te buscaba, pero en realidad fuiste tú el que llegaste a mí en busca de una especie de eternidad. “Yeah, I'm fan of chaos”.

Allegro (Pero no demasiado): Aquí es negro todo lo que antes era azul. Buscar casa, conseguir tarjeta de crédito, un refrigerador, lavadora, ropa deportiva, un auto, un perro... Puedo contarte que un tipo que ya estaba loco, al poco rato de estar aquí, se dio tiempo para reflexionar acerca de que el tiempo no lo hace más loco; solo lo hace más viejo. Ahora mismo te atiendo y comenzamos el viaje, camarada. 

Recuerdo que aquella mañana le pregunté a Peregrina si pensaba que había lugar para los viejos locos en este mundo, ella me respondió que había un lugar para todos.  
–Más bien el loco eres tú –dijo ella.
–No, más bien yo soy el que anda cuerdo pero siempre me junto con gente que está loca–dije yo.
–Bueno, es que así es como uno encuentra también las aventuras –dijo ella.
–No, más bien yo soy el hombre simultáneo–
– ¿Y qué es eso?  –dijo ella  
El tiempo de las tardes peregrinas que me sirvieron para aprender que el propósito de lo desmedido es la clase y el prestigio. Entre más se pueda hacer algo desmedido, algo fuera de los parámetros de la cordura y que salgas inmune de las consecuencias de responsabilidad, eso es lo que da prestigio. Agrégale a eso que para demostrarlo debes conservar las pruebas y una de las más utilizadas al día de hoy es la imagen. El sentido de la vista expuesto a la más alta sofisticación. Para cuando me doy cuenta de que esto ha llegado al grado de la enfermedad, ya es incorruptible.
No sé, ¿Y si me la chupas en el balcón, Peregrina?
Esta bien, y me tomas una foto para instagram; pero no me pongas las manos en la cabeza ¡eh! Que eso me molesta.

Scherzo (la broma detallada): To, to, to, todo puede llegar a ser tomado por literal. El temporal de una mañana lluviosa de un domingo hasta llegar a una noche tibia de un febrero entre su cuerpo. Detrás de las ventanas se ven personas reconociendose por la bondad que ejercen. Hace falta más que una fuerte lluvia para lavar el sentido del gusto. Tru, tru, tru truena un trueno y la tormenta se escucha cerca. Solo necesito de un poco de aliento para resistir este vendaval. Y lo encontraba de nuevo entre los contornos de la piel y los vacíos de conmoción de Peregrina. Un placer que no era más que la vibración del universo provocando un eco salvaje del pulso que mi cuerpo emitía en ese momento erigido como perfecto. Ho, ho, ho, hoy no deja de ser uno de esos días extraños en el que el terror es cultivado para cosecharlo en el futuro. Toda acción tiene un juez de reacción. Ti, ti, ti, tiempos de auroras que se cuelan desde una habitación. Tiempos de tardes pe, pe, Peregrinas. Al final no queda aliento para algo más que este invierno de un viaje atemporal.

 Sequentia (Continuación): En las mentiras, la realidad cuenta su realidad y este hombre simultáneo la interpreta avanzando a lo largo de sus caminos plagados de sacudidas y ¡Oh sorpresa!, la mísma sinfonía. En las mentiras, ahí esta su razón. Su máquina del tiempo que me trajo hasta aquí con los garbos y designios de su elocuencia que no eran para nada atractivas, pero eran verdad. En efecto: he conocido a la gente que me ha dicho en todo lo que debo ser mejor.

Toma el dinero del trabajo que te has conseguido y compra algo para trabajar. Recuerda hablarles de usted a los extranjeros para que te suelten buenas propinas. Las mentiras usan minifaldas, las verdades aunque las usen tienen el culo plano

Yo no tuve que hacer eso. Porque la familia que me apadrinó sabe que soy como la hija que no tuvieron –dijo Peregrina –Mi prestigio consiste en darme el lujo de darte, de nuevo, una oportunidad. Yo te voy a dar las partituras de una sinfonía y tú las interpretarás a como el cielo y el infierno te den a entender.

Así es cómo se fue desfragmentado el sentido. El hombre simultaneo me ha dicho que el camino que todos siguen aquí tiene un lema muy conocido: C'est la vie. En esta temporada estoy aprendiendo además a lanzar lineas que se escriben para ojos que pasan de mi. Para ojos muertos. Y conduciendo a través de esas palabras hasta encontrar las que bien debí haber dicho. Yo sabía que estaba equivocado, pero ya es muy tarde para estar arrepentido. 

Adagio (Fuera de algunas minucias): Todos defienden su idea de sociedad. Excepto yo, que soy el hombre simultáneo, porque no necesito idealizar quien puede venir a mi. Todos llegan en su momento. Duermo mis horas completas y despierto fresco cada mañana. Cuando estan frente a mí, basta con presentarme como ahora lo hago contigo y enseguida comenzamos con el paseo. Te notifico que tampoco hay horario de entradas y salidas, sino solo órdenes inusuales. Pero antes hagamos un brindis: Por el contacto con aquellas tinieblas que, en algunos tiempos, cubrían a una multitud de hombres. Solo en algo si te voy a ayudar: yo no voy a dejar que vean el miedo en tus ojos cuando se vayan acercando a ti; ya es una ventaja, no digas que no.

Recitative (Han concluido durante un tiempo los recuerdos): ¿Confías en ti mismo caminando a través de todo este tiempo que has perdido? Mantenme informado. El sentido haciéndose pedazos. Ya no hay mucho que contar. Y si lo hay, hay muy pocas formas de contarlas. Pienso que la única que todavía me parece pertinente es la de una ficción propia. De hecho la ficción parece ser capaz de soportarlo todo. Incluso en los estados más extremos del cuerpo y los pensamientos. Me sorprendo de cómo es el corazón humano de raro que, aun después de pasar por (aparentemente) las mismas añoranzas o adversidades, funciona éste de forma tan distinta ante cada una. Cuando en el espacio dónde solías anidar sueños estando vivo, cuelguen solo los vacíos de una cuenca estando muerto. Mi forma lenta de regresar a casa de Peregrina en busca de sus manos llenas de placer y sus contornos y sus vacíos de conmoción; dónde antes escuché la sinfonía que me conmovió y que solo me puso a reflexionar, pero no me dejó contento, porque siempre su música es también la preferida del hombre simultaneo. ¡Oh sorpresa! ¡Oh placer! Un placer que no era más que la vibración del universo provocando un eco salvaje del pulso que mi cuerpo emitía en ese momento.

En efecto, la habitación es otra, la mujer puede ser otra, los tiempos de las tardes peregrinas; pero la sinfonía seguirá siendo la misma. Soy el que desde hace tiempo te buscaba, pero en realidad fuiste tú el que llegaste a mí en busca de una especie de eternidad. Yo soy el hombre simultáneo. “Yeah, I'm fan of chaos”.  

Ficciones con soundtrack 07 – Bebiendo vino con Dios. (Escuchando Black Rebel Motorcycle Club)




Luis Barredo, bebiendo cerveza, una tarde en la colonia La Floresta, diciéndome: –A los 17 tenía la creencia de que, si escuchabas la canción adecuada en medio de una emoción adversa, podía evocarte las reflexiones más sanadoras. Espero que eso sirva diez años después (pone play al disco y se enciende un cigarro).


Alizeth Cortés, bebiendo Ron en la playa, una noche con amigos: –Cuando fui a Saltillo me bajé del camión con ropa veraniega, sabes, shorts y playera y emputiza me metió mi hermana al auto de nuevo y me dijo: No puedes salir así, esa no es ropa para andar por aquí. La verdad no entendía. Pero luego me explico que era por seguridad. ¿Qué?, si me voy a ir para allá en un tiempo con mi hermana. Quizá encuentre un buen trabajo y por ahora estoy en eso. Ya no tengo novio ni nada que me haga estar en esta ciudad. Mi único inconveniente por ahora es comprarme más ropa.

Salvador Paradis, publicista, escribiendo un mensaje por whatsapp y bebiendo un Gin Tonic en el lobby del Hotel Grand Luxxe de Nuevo Vallarta: En sí, fue una corta despedida para una distancia tan larga. Y, como siempre, no esperaba ese grandioso encuentro. Gracias por tu compañía y tus palabras y tus besos. Me encantó escuchar tus frases de cariño y deseo. Ahora sé que tan solo hay que esperar los días y verlos pasar como pasan las actuaciones de las demás personas frente a mí. La gente siempre es la misma. Ojalá no tengamos que volver a vernos. (Su mensaje fue visto a las 23.00 horas y no fue respondido).

Lars Greig, en su departamento por Olas Altas, bebiendo Whisky con un socio de su empresa de entretenimiento: –Una parte de ti se está terminando. Una parte de ti se aferra. Para ti es como si se pudiera ocultar todo en un mundo de palabras. Pero a veces confías de más en las personas, inconscientemente. Y esperas que te digan algo de cierta forma, cuando en realidad tan solo te enamoras de una “sensación dulce”. 

Lamat Alondra, bebiendo una lata de “New Mix” con un amigo en el Parque Hidalgo: –Creo que es normal que no puedas dormir. Yo estaba igual en cierto momento y era por pensar en la autodestrucción en mi estado de crisis. Ya de por sí, el ser es totalmente indefinible porque, como bien dicen los estudios, solamente tienen la comprensión más mínima. Y por ende el concepto del ser es analógico. El cuerpo es el principio de la individualización pero no por eso debes pensar que no hay nada después de morirse, aunque eso no lo piensas cuando estas con las ganas de salir a la calle y que te atropelle un auto. Mira, mejor ya déjate de puñeteces y dime por qué crees que te has vuelto más hostil. Debe ser algo emocional.

Josué Fernández, estudiante, bebiendo Vodka, en Sayulita, el solo: Ella me enseño que del amor nace la vista (cuando usualmente es lo contrario). Y yo no supe ver bien… por estar cegado. En ocasiones, hay que cerrar los ojos al mundo para abrir y ampliar la visión a través de los sueños. Pero quisiera que me buscara y me dijera al menos que, esta vez, no solo me quedaré observando toda la noche el mar.

Despertando un domingo cualquiera: Anoche llegué a las 4 a.m. No me canso de escribirte. De invocarte. De soñar en tus brazos y de dormir pensándote. Aun detrás de las emociones, con las prisas del mundo por autodestruirse. El siglo de la vida que cargo en mi genética plagado con la misma incertidumbre y creación. Somos, un poco, dioses y, un poco, bacterias. No hay manera fácil de cruzar un camino difícil. Pero vamos adelante, especie creadora de la inmortalidad. La canción era la adecuada para seguir bebiendo vino con Dios y brindando a lo alto por la gracia divina de los demás. Ahora sí que todo el mundo tiene su grado de desaparición, disolvencia, olvido. 

Ficciones con soundtrack 06 – El caos que nos queda. (Escuchando Evil Genuis Soundsystem)


Despierta y en el sillón había un caos íntimo.

Levantarse y bañarse, darle nuevos aires a las viejas incertidumbres, reemplazar olvidos para contar con los días que se han ido ganando. “Sólo has estado dos días en aquella ciudad, tú qué sabes de incertidumbres”, me dice de manera irrebatible. Con su mano derecha enfila un poco de polvo para darse una nueva vida. “Conoces el veneno de los dioses, querida” le digo. “El tiempo es uno de esos dioses y si sabes quién soy yo no deberías mencionármelo ahora”, me dice.

Despierta… entumecimientos que corren por el talento de tus brazos y de tus piernas, arrojados a otros cuerpos y a otras mañanas de ciudades desconocidas y revueltas por otras tormentas de dulzura.
Levantarse… Ponerse los calzoncitos, sacar la basura para que, al llegar a la esquina, el vecino te reclame que el camión ya ha pasado y que mejor te regreses con las bolsas a la casa por limpieza y por cortesía; pero tú –más el coraje que se forma en tus mejillas– se las avientas en el espacio que tiene en su patio por aljibe. Regresas y haces ejercicios matinales: sentadillas, lagartijas, abdominales y dices que nunca llegas a una figura medianamente respetable para ti o en esta vida.

Despierta… y elige el verdadero fantasma que no te deja dormir y pregúntame “¿Quién eres?”, cuando quieras saberlo en medio de la noche adivina. Y reímos a la mañana siguiente hablando de nuestros sueños, para tratar de llenar tu corazón otra vez (algún día deberías probar con ácido, amor). Los días están llenos de dolor como antes también lo estuvieron. Solo que ahora son, quizá, más profundos.

Levantarse y dar con los mismos personajes incendiarios de los vacíos. Para mí, los mismos, defectos que me han hecho perder de nuevo un par piernas. Una explicación cansada y elevada de que ya no es necesaria una nueva visita. Luego las escenas de ella parada desnuda frente al espejo mientras cambia de parecer. Con la maestría y sutileza de un ejecutor profesional que deja el rastro de su perfume flotando en medio de la habitación en una noche de Enero.

Despierta… déjame enseñarte una canción que hice con palabras de cenizas de la luna. Cuando la quemo tantas veces tratando de llegar hasta tus piernas y deslizarme hasta el mismo tiempo en el que te volviste valiente y fue tan extraño, insano o devastador. Las escenas de una familia bailando en el reflejo que produce la iridiscencia de algunos de los químicos.

Levantarse… Los gritos sin ceremonias. Los audífonos en el lugar de una de mis historias mientras mi alma está hecha un caracol por el suelo sin ganas de jugar –El juego de tus gemidos en la obscuridad– Sin luz eléctrica porque se me olvidó pagar, otra vez, el recibo. Otra vez sin guion, otra vez la tarde, otra vez en el último escalón. En cierto día de la vida la realidad vuelve a su origen y te da como algo; como un juicio en el sudor, en la sangre, en la carne… en la noticia que emana de la conciencia de los desvelos, los sonidos de la calle. La imaginación es el límite, pero la inconsciencia es el desborde.

Despierta… ¡Vamos! Es hora de hablar de que me gusta el lema que dices y que viste con el traje nuevo a todas las almas de nuestro plano. “Nos volveremos a encontrar, mi querido salvaje”, con las escenas mezcladas de belleza y realidad y hasta el honorable desenlace de lo que existió de nosotros. Irreal.

Levantarse con el narcocorrido del taller de Don Jaime que habla de un dios llamado Dinero y un demonio llamado Olvido. La ventana que me alivia. Mi vecina de arriba corriendo en tacones. Sin razón alguna, en ese momento pierdo el habla. Yo que no salgo de las fronteras de mis delirios cuando no estás conmigo. Sonidos de libertad otra vez con estrellas, con canciones; con intimidad entre nubes de arena. Levantarse para ir otra vez allá y otra vez a la normalidad de antes. Bien se disimula lo que por dentro llevas.

Esta mañana ella se fue. Despierto y en el sillón había un caos que representaba lo que llegamos a tener de íntimo.