martes, 25 de diciembre de 2018

FICCIONES CON SOUNDTRACK 14.- Blue Café (Escuchando: Kid A)



-       -Pero hoy no se amarte como yo quisiera que me amaras mañana...

Poco menos que eso era lo que escondía el café que me servías esa mañana, mientras me sentaba en tu comedor; desvelado y con la misma ropa del día anterior. Yo nunca dije que amarte fuera profundo; solo que  Tú, estabas libre y la ternura de los movimientos de tus manos girando la cuchara en la taza de tu café, hizo que la música nos defiera en una versión de cariño reservada en una forma discreta del adiós. A veces para mí hoy son muy importante detalles como esos; pero no importaban ese mismo día que ya era mañana. 

Tengo la música grababa que en ese momento nos marcó diciendo amor y creo que en realidad, es solo una cuestión de perspectivas y símbolos sobre el afecto y la solicitud de una fuerza externa de sentimiento que nos marca impulsos, arrebatos, instintos… Y el después es un retorno de deseos por llenar, porque el ser humano no está hecho para cuestionarse su estado, sino para sentirse bien sin preguntar.

La música escondida en los planos vacíos sobre una obscuridad parecida a la depresión y sin escalas ascendentes… así que todo pasa de lo agudo a lo grave. Pero el temor de ese baile de verdad que descubres en la obscuridad es la de nuestro interior.

Dónde nuestros labios bien pueden ser todos los apocalipsis flotantes de la destrucción de mundos elaborados y nuestra gracia puede seguir existiendo en la promesa de un calor, pero no para ser tan amigos al final. Y si de alguna manera te hubiera mostrado el lugar que querías, estoy seguir que podrías haberlo hecho por ti misma al final de una noche hablando al cielo del frío que iba acurrucándose a tus brazos. O a los míos a fin de cuentas. Tengo la música de una promesa en ti, cariño, y no basta con saber por dónde caminar cuando solo sigues los pasos perdidos.

Yo nunca dije que amarte fuera profundo: apocalipsis atorados en cada poro por donde expulsamos el sudor de ya no querer ser más lo que hablamos detrás de lo que significaba ser tú, ni lo que significaba ser yo. Este fin de año, tomada de la mano de alguien más que te hace ver lo que fácil que todo era. Y que no necesitabas que te explicara las cosas cuando tú me decías que yo era un cómplice en los días estimulantes para decirnos que no podíamos ser tan amigos; pero si podías acabarte las tardes de esta ciudad en rincones de sábanas y vicios. Estoy seguir que podrías haberlo hecho por ti, mientras escribía que te amaba, pero no te encaminabas a nada. Los pasos perdidos ya estaban en el sabor del café que me preparaste a la mañana siguiente y te sentaste frente a diciendo que no te amaba.

Yo nunca dije que amarte fuera profundo; pero es que tú me enseñaste que el amor si puede llegar a ser profundamente superficial. Aunque lo tengo presente: el verdadero amor archivado en estos días. Y la permanencia muriendo en medio de  una sonrisa enmarcada por la memoria más allá de una espiral disuelta.


-Lo siento- dijiste al dejar de revolver la taza de tu café sobre la mesa- Pero hoy no se amarte como yo quisiera que me amaras mañana...


Mi café sigue suministrando un espiral.

FICCIONES CON SOUNDTRACK 13.- Me: Moria que Old Vida (Escuchando: Radiohead)




Dentro de la sutileza de la fuerza que te empuja hacia el olvido, mientras que un matiz a tu alrededor se desvanece trazo a trazo y en su lugar queda una tristeza que nunca es la misma cuando se tiene una buena perspectiva de las ideas. Como yo que soy alguien muy fácil de olvidar…

  ¡Qué bonita, noche! ¿Verdad, joven?

La suspensión de mis sentimientos por alguien que se hizo tanto daño que me contagió su dolor. Mientras que la gente a mi alrededor sigue escuchando la música de los grandes deseos y leyendo los renglones de la nostalgia. Yo pienso mucho en las palabras pero no las traduzco a mi voz. Yo leo las palabras escritas de los  mensajes que recibo, pero no las enfoco en mi mirada. Y no sé qué me intentarán decir los que creen asimilar lo que me pasa.

A mí solo me queda congelarme para darme cuenta de que siempre he sido y soy muy fácil de olvidar. Como muchos que he conocido. Como todos que alguna vez olvidarán y serán olvidados. La sutileza de una fuerza que te empuja hacia la caída, hacia donde todo pasa justo después de llamarle VIDA a la belleza de una canción con la que una madre te acunó en sueños; o hasta la belleza de la última vez que un padre se logra limpiar el culo por sí mismo. Con una sucia parte de los recuerdos que, entre mancha y rastro, va formando el olvido. Pero nunca me retracto de lo sucio, cariño. Es peor manchado de los vacíos por dentro. Los lados de mi muerte están selectos, y los mejores momentos se descubren colgados en las paredes de la memoria.  Ahí es justamente donde se suscita lo que puede llamarse eterno.

         ¡Qué bonita, noche! ¿Verdad, joven?

El efecto “ambarino” que esconde la señal de una vida con los sueños, las distancias, los delirios, el sabor de la piel, el color de mi voz anunciando el nombre de una chica algunos años menor que yo. El sonido distante de una canción de Radiohead interpretada por un vecino en la azotea de la casa. Las emociones del desvelo, sus conductas y el intenso intermediario. La luz de la ventana del cuarto de baño. La iridiscencia de tantos filosóficos días que explotan en una sola parte humana… una descendencia. La sutileza de la fuerza que te empuja hacia una canción para escucharse mientras se abre la última de las noches.

         ¡Qué bonita, noche! ¿Verdad, joven?

Me grita el vecino desde la azotea. Dejo la puerta abierta por si tiene que pasar una nueva idea sobre la cual escribir con aquella música de inspiración. No llega nada pero el sabor de la espera es innegable & inconfundible. Me había quedado en casa todo un weekend pensando en qué podía volver a decirle a mi propia consciencia para no olvidarme también de mí MISMO. Pero el tiempo se me va como sangre corriendo por entre las venas. La sutileza de una fuerza que te arroja hacia el VACÍO y me descubro con una nueva forma de sentir y demostrar la INTIMIDAD.

Un mensaje emanado desde el secreto de una voz que pone su mano cerca de mi oído para tapar el ruido del ambiente y escuchar solo su calor en el filo de una impavidez atravesada por miles de fantasmas en mi cabeza llamados segundos, días, años, siglos, tiempos… La voz decía: Si tomas la historia de los mejores analistas de la VIDA te darás cuenta de que en ella no se encuentra tú vida; pero no por eso dejas de buscarla, ¿cierto?

¿Estarías dispuesto a terminar con el ser que te convertiste por error o más con el que siempre evitabas convertirte desde la infancia?  

Dentro de la sutileza de la fuerza que te empuja hacia el olvido, existe una tristeza que nunca es la misma cuando se tiene una buena perspectiva. Una escena de una habitación atrincherada con lo indispensable para vivir y fuera de toda comodidad. Desde el escenario menos literario, el menor gesto se vuelve literatura de verdad. Segundos, días, años, tiempos…  una delgada línea entre lo que es FELICIDAD y lo que es VIDA.

Pero cuanto más suceden, más se alejan de la realidad. Aun cuando en la realidad todo está en su lugar correcto. La memoria aún está de mi lado, el tiempo ya (casi) no.

¡Qué bonita, noche! ¿Verdad, joven?, me grita el vecino desde la azotea.

A veces solo hace falta escucharlo de alguien más, aun sin tener en la mente las palabras exactas, ¿Lo sabías?  De mí solo recuerda que siempre fui alguien muy fácil de olvidar. Me: moria que old Vida.

FICCIONES CON SOUNDTRACK 12.- Axón Karen o el autobús del fin del mundo (Escuchando: Tool)



Era evidente que aquí se seguía sosteniendo un fragmento, quizá más con gusto que con mesura, o quizá con un poco de ambas cosas, de los varios mensajes que había formulado entre los encuentros con Axón Karen. En estos días recordaba de la última plática que habíamos tenido:


– Con el tiempo las intenciones cambian, y seguirán cambiando, igual que nuestras conexiones en las neuronas – decía ella

También recordaba aquellas intenciones mientras la musiquilla delicada de Tool nos acompañaba en mis auriculares y caminábamos hacía una parada de autobús –Un recurso intrínseco en esta historia que, siguiendo un poco el ejemplo del arma de Chejov, en algún momento tendría que pasar uno y llevarnos– Mientras tanto Axón Karen me preguntaba sobre si alguna vez había conocido a alguien que tuviera sueños recurrentes, como soñar varias veces a una misma persona

– No. Pero anoche soñé con el fin del mundo – le dije

– ¿Y cómo era? – me preguntó

 – Tenebroso, como visión de un anciano que lo ha visto todo. Visiones de antiguas civilizaciones y donde ánimas iluminadas por una luz celestial andaban como perdidas, eso es… –pensé de momento– Como aquel fragmento de La rima del anciano marinero de Coleridge –le dije 

– ¿Y cómo te sentiste por la mañana?

– Igual que el personaje: me desperté convertido en un hombre más triste y más sabio –sentencié observando la lejanía del camino por el que debería pasar nuestro autobús. El cual parecía estar tardando más de lo habitual, aunque ya habían pasado otros cinco que no iban a nuestro destino. Así que, luego de un rato los únicos que estaban debajo de una caseta, que daba un poco de sombra, éramos Axón Karen y yo.  Enseguida ella me preguntó:

– Si tuvieras oportunidad de verlo, ¿qué música te gustaría estar escuchando?

– ¿Ver qué? – le pregunté

– Pues el fin del mundo

– Pero si ya lo soñé, ¿para qué querría volver a verlo?

Estaba seguro de que tenía que pasar el autobús en algún momento, aunque para entonces ya me estaba desesperando un poco. Incluso atemorizando un poco. No por la compañía de Axón Karen, sino porque ya no pasaban en ese momento ni siquiera algunas personas. Era como si hubieran dado una alarma de emergencia para que todos se refugiaran en algún lugar seguro, y nosotros no nos hubiéramos enterado. Enseguida Axón Karen volteó a verme directamente a los ojos y me dijo: – ¿Sabes que en los ojos llevamos escrito el fin del mundo?, solo tienes que observar detalladamente la iridiscencia en la mirada de otra persona para darte cuenta de que es lo más parecido a ello. Es una sensación que te traslada a un cosmos en movimiento, pero que a diferencia de la materia, este se crea y se destruye.

Me quedé largo tiempo pensando en ello, o al menos el tiempo suficiente para que llegara un autobús y lo abordamos. Al final no supe bien que responderle a lo que me dijo, así que solo agregué que a mí me gustaría estar escuchando Tool mientras observara el fin del mundo

– Aun así, soñar con el fin del mundo debe ser interesante –dijo ella– Yo solamente te preguntaba, porque tengo un amigo que conocí tiempo atrás y que vive fuera de esta ciudad; pero él me escribe de vez en cuando y me explica que ha tenido sueños recurrentes en donde yo aparezco y él está conmigo, pero de una manera casi tan cercana a la realidad que cuando despierta siente haber vivido y no soñado esa experiencia. Dice que todo eso es como completar un pasado inventado por sus sueños. Yo no lo veo así o quizá no entiendo del todo la interpretación, pero ¿te imaginas soñándonos en medio del fin del mundo? Qué locura, ¿no crees?”

El autobús en ese instante se detuvo como esperando a que alguien más lo abordara. Ahí me di cuenta de que los únicos que estábamos dentro éramos Axón Karen y yo. Más el chofer, pero tampoco a esta altura recuerdo haber visto un chofer, aunque tenía que haberlo. Lo que me resultó más inquietante enseguida fue que no podía recordar a dónde exactamente es que íbamos. Al preguntárselo a Axón Karen, ella me respondió: –Yo tampoco lo sé.

Y  eso fue lo último que recuerdo habernos dicho antes de despedirnos.

Ahora en ocasiones solo pienso: si de estar viendo los ojos de Axón Karen, escuchando la música de Tool, se pudiera ver el fin del mundo de otra manera.

FICCIONES CON SOUNDTRACK 11.- La lectura de las últimas visitas (Escuchando: Mogwai)




Se salva el día… ¡Tú no!


Conocer el inicio de algo interno, sin reconocer tu rostro mientras lo estás observando. Poniendo una cara, haz un gesto, el que tú quieras. Y después piensa en ello. Usualmente alguien tapa nuestro último el gesto al morir, porque lo último que queremos ver es el rostro de un ser cercano que ha muerto. 

Algún día moriré sudando frío debajo de unas sábanas y quizá pasé mientras me encuentre solo en casa. Puede que lo último que mis ojos vean sea la repetición de una conferencia de Dario Sztajnsrajber hablando sobre Nietszche o sobre Derrida. O tan solo después de haber escuchado un disco de música enarbolante, renaciente, chispeante, atonal… como la vida. Pero eso solo es el supuesto de una realidad. Estoy aquí para contarlo, no para estar seguro de lo que llegaré a contar. 

Morir sudando frío debajo de unas sábanas más tensas que mis pensamientos… Una lucha biológica tratando de sobrevivir a como dé lugar. Recuerdo las palabras: Tu no estás preparado para eso, pero hablando de la forma en que lo dices: ¿Quién quisisera tomar una fotografía de su cara el día de su muerte para Facebook?

Cinco vías para percibir, infinidad de formas para interpretarla. 

Se puede agradecer por lo vivido, pero en algún momento también me enfadaba con una forma de vivir, tratando de llenar vacíos. Reviviendo la ceremonia de los temores en su única frontera. Visitando los lugares más ajenos al existir… ahora sé que es una cuestión natural, a fin de cuentas.  ¿Cuántas personas les dicen eso a sus amigos una tarde cualquiera?

El olvido también es una historia que a veces hay que aprender a contárnosla. Estoy aquí para contarlo, no para estar seguro lo que llegaré a contar. Quise ser el primero en decirte, que las cosas funcionaron tan, pero tan bien entre nosotros que lo único seguro es que alguien más lo olvide. No soy de los que tienen la suerte de probar con el idilio todo el tiempo, pero a veces la intervención se convierte en un idilio de verdad. Hay además momentos donde aprendí bastante de la vida misma que jamás pensé que alguien, que también se topara conmigo de la misma forma, me enseñara todavía más  de la vida. El ir y venir de un ritmo somatizado. Quizá esa sea la última de las ventajas. Ahora mi voz (o lo que se puede expresar sobre estas líneas como mi voz) habla bastante de ella. Y destina palabras nuevas a una parte de la historia ya contada. ¿A dónde vamos de bien? ¿Destruir el mundo para morir en él? Igual que Sansón lo hiciera derrumbando los pilares de templo de Dagón, a los que fue encadenado. 

  Escribir como un niño lo que tus ojos ven como adulto. La Ína de un agujero en mi alma Liviana. ¿La Ína de una droga Liviana? No me acostumbro a tu vida... menos a tu ausencia. Los recuerdos más fuertes que tengo de nosotros fueron esas cosas que nos gritamos. Pero recuerda: Se Salva el día... ¡Tu no!

- Hazme saber que valdrá la pena... 

- No puedo asegurarte algo que solo dependerá de tí.

- Al menos haz que me importe

- Si vienes, te espero. Eso es lo suficientemente importante para mí. No me lo hagas repetir. 

El horizonte de color sueño. La ignorancia detrás del acervo; cuando yo creía que sabiendo bastante, bastaba para llegar a ser alguien mejor cada día.... qué equivocado estaba al ignorar el grado de sensibilidad que las emociones provocan al colisionarlas. Qué equivocado sigo en mi mente. Aristóteles afirmaba que nuestros pensamientos más certeros provenían del corazón, y que el cerebro solo se dedicaba a enfriar la sangre que bombeaba el corazón, después de haber pensado. 

Las mismas cosas no dan risa. Las nuevas cosas que se aprenden, a veces. El morbo de un viejo show viboresco, con espasmos de veneno y miedo en la gente... agrégale la situación falleciente. Imagina que así como haz estado vendiendo tu vida, se seguirá también vendiendo tu muerte. Un principio de seducción aplicado a un convencimiento constante. La conquista de provocar nuestro estado de control más allá de las emociones y necesidades fisiológicas en medio de una cama sudando frío debajo de unas sábanas húmedas por nuestro calor y nuestros recuerdos. 

Conocer el inicio de algo interno, sin reconocer tu rostro mientras lo estás observando. La prueba de que nacer es sencillo, es que ni siquiera tienes que estar pensando para hacerlo. Lo complicado es aceptar que, hagas lo que hagas, vas a morir igual. Aquí la experiencia es la emoción. No importa la cantidad, sino la calidad con la que vivas cada una de ellas, infinidad de formas para interpretarla. 

Se salva el día... ¿Qué intentarás hoy para salvar el de mañana?

FICCIONES CON SOUNDTRACK Corazones & Cigarros - Última Parte (Escuchando: Wax Taylor)




Cigarros: Gitanes Filter




Había una vez un pasado: 


Me equivoqué. Sé que nunca íbamos a ser la mejor pareja. Que yo no iba a ser un buen amante, ni siquiera un buen amigo después de terminarse la poca afinidad en común que teníamos. Sé que íbamos a terminar gritando y arrepentidos de lo que yo provoqué desde un principio…. ¡Vaya! Sé que íbamos a terminar odiándonos porque la intensidad que me atraía de ti era la misma con la que me respondías. Pero ni aun sabiendo eso, quería dejar de intentarlo.
Me quedo pensando en que aún tengo tu libro, con tu firma en una de sus primeras páginas y una cajetilla vacía de cigarros que usabas de separador. La misma que esa noche fumamos juntos mientras nos desvelamos platicando afuera de tu casa. Conversando acerca de cómo, algún día, todos los hombres caminarían juntos hacia una calle donde se abriera un agujero temporal-espacial a mitad de la madrugada y que se mostraran las imágenes más fuertes y viriles de la naturaleza o de nuestras vidas. De todos los personajes existentes o no, habidos y por haber. Incluyendo los que mi cabeza inventaba en las ficciones que escribía cada semana para Escaletra o para el periódico. Y mientras todos se adentraban en ese túnel de emociones, tú y yo estaríamos compartiendo ese tabaco de fumada en fumada, hasta que pacientemente desapareciéramos por igual; el ser y tabaco. ESENCIA & VICIO. Ficción y Cre/realidad: Mortal camino hacia el infinito. Después de pensar que de esa noche, yo solo guardo un poco de cenizas.
Me equivoqué. Al decirte que al conocerte, solo quería divertirme con alguien en el after de una fiesta. Ese after en el que se me acercó una chica mientras te observaba y se paró a mi lado para preguntarme:

– Hey, te gusta mi novia, ¿verdad? Me di cuenta cómo la observas desde que llegamos

Y yo sabía que sí: que tú eras el prototipo de mujer que más me atraía entre los que estábamos en el after. Pero también que eras la novia de la chica que estaba parada a mi lado. Así que solo le di otra le di otro golpe al cigarro que traía en ese momento en mi mano y le respondí:

– No te preocupes. No pienso bajártela. Solo estoy siendo curioso con la mirada.

Me quedé pensando en qué tema podría sacar para conversar contigo, pero no fue necesario pensar tanto porque antes que tu novia nos dejara solos, te acercaste para pedirme un cigarro. Me preguntaste de cuales traía y yo saqué la caja de Gitanes Filter que un amigo me había conseguido de quien sabe dónde  chingados para probarlos. Entonces tú me contaste lo de cómo antes solo había cigarrillos blancos y rojos. Quizá los Benson&Hedges mentolados eran como para la gente que no querían fumar algo con total sabor a tabaco. Pero que ahora, cuando ibas a comprar cigarros pareciera que vas a comprar dulces de sabores. (Aquí fue cuando tomaste un gitane de su caja y me pediste lumbre viéndome a los ojos y permitiendo ver por un momento la flama del encendedor bailando en tu mirada).
Yo te conté como los Gitanes, además de su singular sabor, merecían una fama de haber sido fumados por celebridades históricas de la talla de Serge Gainsbourg, Alber Camus, Samuel Beckett y hasta Jim Morrison o Luis Buñuel. Ahí fue cuando me preguntaste sobre el arte:

–Tú crees que el arte, cuando crece, ¿crece hacia lo largo o hacia lo ancho?

 Me sigo equivocando de haberte dicho que quería tener una relación contigo, si no sabía ni para qué la quería. O quizá solo fuera el resultado de no querer nada en realidad. Ni siquiera fue una decisión el hecho de terminar así. Y el pensamiento que más me pasa por la cabeza es: “No puedo creerlo”. Solo me dijiste que en lugar de corazón tengo una coraza, pero que aun así debo aprender a usarla con el sentido del amor. Pareciera que el conocimiento es un segmento acondicionado para que se repita. Y sin embargo no dejamos de buscar nuevas respuestas a las preguntas sobre el saber.  Igual pasa con el amor. A veces igual con el arte.

–Tú crees que el arte, cuando crece, ¿crece hacia lo largo o hacia lo ancho?

Te respondo ahora, ya que esa noche en el after y ni después cuando estábamos sentados y fumando afuera de tu casa, supe darte la respuesta. Ni menos ahora que ya escribí (de ti y de mí/esencia y vicio) de algunas formas. Escuchando tu voz en distintos nombres y titulando esto con las dos cosas que, como ESENCIA y VICIO, queda enmarcado en algo titulado Corazones y Cigarros. Aún me provoca responderte esa pregunta aunque ya no te vea.

–Tú crees que el arte, cuando crece, ¿crece hacia lo largo o hacia lo ancho? 
R: Cuando es verdadero, solo tiene un sentido y es hacia lo alto.

 Si quieres saber aún más, hay que saber ganarse el desprecio del hombre como dios manda. Tres mil doscientas cincuenta y nueve horas, doscientas cincuenta y un minutos. Tres mil sueños; plantas de deseos, amores y distancias. Envolver el mismo regalo, reaccionar con la misma sorpresa o desgana.
Desde que conocí a alguien como tú, pensé: Esto es lo que quiero sentir para siempre. Es felicidad infinita encerrada en espasmos de muerte, sentado en un rincón de mi habitación, y la mejor razón para seguir viviendo al mismo tiempo.

-Recuerdo: Había una vez un pasado.

FICCIONES CON SOUNDTRACK Corazones & Cigarros II (Escuchando: Placebo)






Mario – Hannah – Joakin
Cigarros: Pall Mall Balance.
2.30 de la mañana: Una habitación de estudiante, caóticamente amueblada.
Joakin se levanta semidesnudo de la cama y enciende un cigarrillo. Da una larga bocanada y enseguida coloca el puño izquierdo en la pared, justo sobre una seca marca roja. Su puño lleva unas cicatrices en los nudillos y menciona en voz baja: Lo hice cuando estaba enamorado de ella.
Hannah: Esa es la incomodidad del momento. Respira antes de comenzar a contarme esa historia...
Joakin: Nos conocimos en aquella presentación de mi libro en una feria de Lecturas en el centro de la ciudad. Ella manejaba el equipo de sonido cuando me hicieron una entrevista para un medio. Tenía que ponerme el micrófono de solapa por debajo de la camisa. Lo único que yo pensaba esa noche era en un poco de diversión post-evento con una desconocida. No sabía lo mucho que estaría equivocado tiempo después.
Hannah: Ya sabes lo que dicen, no por mucho arrepentirte dejarás de ser culpable más temprano. (Joakin se mantiene el puño sobre la pared mientras sigue fumando en silencio). No te relajes con pensamientos que relajan la razón. Sabes que viniste hasta aquí para contarme todo, respira antes de continuar.
Joakin: Nos presentó Mario en un café. Aquella tarde yo llevaba un sombrero oscuro y llegué antes que él. En algún momento me levanté a darle fuego a la chica que estaba sentada en la mesa de al lado y pude observar la expresión de su rostro entre agotamiento y fastidio.
Hannah: Es curioso, es la misma expresión que tienes ahora observando tu puño en la pared. Párpados bajos, caras grises. (Joakin comienza a dar pequeños golpes sobre la mancha seca de color rojo). Respira antes de continuar.
Joakin: Tiempo después supe, en palabras de ella, que tanto la chica como Mario habían mantenido una relación un tanto discreta y que cuando salió un poco más a la luz, Mario la rechazo para comenzar a salir con otra chica a la que correspondía mejor. Llevando a la chica a un apocalipsis emocional.
Hannah: La capacidad de las necesidades especiales. Nadie sabe poner en modo discreción a las emociones más complicadas. Cuando tratas de controlarlas se sueltan los fantasmas de la razón. Y los ves hasta en las personas que conoces en la cama. (Joakin voltea a ver de reojo por un momento a Hannah y luego regresa su mirada a la pared tras dar otra bocanada al Pall Mall). Respira antes de continuar.
Joakin: En una ocasión me encontré con Mario y le pregunté por qué lo había hecho. Y solo me dijo que él no tenía tiempo para los juegos de amoríos. Pero por cómo me lo dijo, no le creí. Más bien siento que era su forma de defenderse ante lo que no quería demostrar. Me dijo que solo somos juguetes de los destinos. Y en eso puede que si tenga razón. Yo siento que la vida es mucho más grande que una sola persona, pero me gusta pensar bastante en las palabras de esa chica. Me gusta el dulce aroma y el centro que provoca en mí como un bienestar insano. Es en ese estado cuando te pones a contar sobre la parte del ser humano que es inalterable e infinita. Y todo se queda en una vida, ojalá que la vida sea mucho más grande que una ciencia perpetua, aunque me gusta su conocimiento airado en la experiencia.   
Hannah: ¿Acaso no estamos todos solos, querido?  (Joakin se pasa el cigarrillo de mano y lo sostiene con el puño mientras comienza a golpear un poco más fuerte la mancha seca de la pared) ¡Detente! Respira antes de volver a golpear volver a golpear esa pared. Y recuerda por qué lo hiciste.
Joakin: Lo hice porque estaba enamorado de ella.
Hannah: ¿Sabes lo que esa mancha de sangre en la pared significa?
Joakin: Significa la impotencia de los corazones. (GOLPE). Los sueños perdidos de amarse. (GOLPE). Significa la soledad infinitamente densa. (GOLPE). Significa el tiempo agobiante que nunca hicimos juntos. (SANGRE). La parte de la vida que nos queda para sufrir. (SANGRE). La parte menos protegida de nosotros mismos encerradas en un cigarrillo. (SANGRE). Las intensidades de una maldición sexualmente nocturna (SANGRE). Y el deseo atropellado de los pensamientos desperdiciados por la ausencia de una persona… (MANCHA ROJA).
Hannah: Pero no por mí, querido. (Hannah se levanta de la cama, desnuda y toma la mano de Joakin que comienza a gotear de sangre). Sabes que aún quedan historias como las que siempre me cuentas cuando te sientes mal… Cuéntamelas sobre las emociones dislocadas que nacen del corazón.  
Hannah cubre la mano de Joakin con una toalla mojada y enciende un cigarrillo que comienzan a compartir. Joakin arroja el cigarrillo al suelo, abraza a Hannah y se desnuda. Se meten juntos a la cama. Una gota roja parpadeante resbala sobre la orilla del cristal de una foto de Mario. El Pall Mall, en el suelo, se apaga.




Recuerda; respira antes de comenzar.

FICCIONES CON SOUNDTRACK 08.- Corazones & Cigarros Parte I (Escuchando: Elliot Smith)






Lesslie – Xergio – Valeria
Cigarros: Marlboro blancos.
19.30 horas. Cafetería en el centro de la ciudad. Una mesa en el balcón. En la mesa se observan dos tazas de café, una azucarera, un servilletero y un cenicero. Se escucha por unas bocinas música de fondo. En una mesa al fondo una chica sola. Xergio enciende un cigarro de la cajetilla que está sobre la mesa. Se nota ansioso. Leslie comienza diciendo (para sí misma): ¿en qué momento comencé a fumar cigarrillos blancos?

Xergio: Será mejor que te ahorres el discurso, Lesslie,  y solo me contestes si era necesario venir hasta acá para esto. 

Lesslie: Tú ya sabes por qué.

Xergio: Si. Pero lo que no entiendo es ¿para qué ventilar esta situación en un lugar público?

Lesslie: No es por eso vinimos aquí.

Xergio: Y ahora me sales con esta pendejadita. 

Valeria: Ya, Xergio, teníamos que hacerte venir y explicarte la situación. Y es que este asunto con el tiempo era más difícil para Lesslie y para mí. Porque encontrar la forma de decírtelo... 

Xergio (interrumpe) : No me vengas con mamadas. Tú no me vas a explicar nada. Ni te conozco, lo único que sé es que te llamas Valeria. Y eso no basta para decir que tengo que escucharte.

Lesslie: Te lo juro que yo no quería provocarlo, Xergio. Me daba nausea pensar en esto. Yo  quería estar contigo porque te quiero también, pero no tenía las fuerzas para decirte que he estado saliendo con Valeria en una relación que...

Xergio: Ay cabrona, yo ya sabía que andabas saliendo con alguien. Desde antes de salir juntos, sabía que te gustaba tirártelas de bisexual. Ya habíamos platicado de eso. No tenías por qué ocultármelo o ni hacerte la desentendida. Pero en lo que si te pasaste de verga es en que ni te esperaste a terminar esta relación, o no supiste como hacerlo para comenzar con tus chingaderas y salías con los dos. Eso no tiene madres. ¿No era la suficiente confianza la que nos teníamos? ¿Por qué tener que hacer este tipo de cosas y encima echármelo aquí trayendo a tu “amiguita”? ¿La trajiste para que la conociera y ser juntos una bonita hermandad? ¡Carajo!.

Lesslie: Pues, mejor aquí que en la casa porque yo sabía que te ibas a poner peor cuando lo supieras. Aquí cuando menos la incomodidad y el coraje te consume, pero también yo sé que a ti no te gusta hacer “escenas” en lugares públicos.

Xergio: Pues con eso estás buscando que todo cambie.

Lesslie: Yo solo quiero que los dos sepan de la decisión que voy a tomar de ahora en adelante y estoy tomándolos en cuenta para esto…

Valeria: Si, así es, escucha Xergio, Lesslie y yo tomamos una decisión y queremos que tú lo tomes de la mejor manera. Si dices que tú ya tenías conocimiento de la personalidad de Lesslie, sabias entonces que en cualquier momento pasaría algo como esto, pero, (duda por un instante mientras pasa un autobús haciendo mucho ruido) pensamos irnos a vivir juntas…

Lesslie: No, espera Valeria. Escuchen, yo realmente me he quedado conmocionada y confundida por todo que ahora ha estado pasando en estos días. Y, perdón Valeria, perdón Xergio, pero he decido irme a Oaxaca. Yo sola. Pienso ir a trabajar con una tía que tiene una fábrica de textiles y artículos de orfebrería. Lo he decidido porque quiero empezar un negocio personal y allá he encontrado la oportunidad.

Valeria: Pero, Less…

Xergio: Pues por mi lárgate. Ya no vale la pena agregar algo más. Ni por mí, ni por ti. Me voy… (Xergio se levanta y avienta la colilla de cigarro por el balcón) Si quieres tus cosas, ahí las pasas a buscar en el bote de basura.

Xergio se dirige a la salida del café. Antes de terminar de bajar las escaleras choca con un joven que lleva sombrero oscuro. Se escucha desde la mesa el percance porque Xergio discute en voz alta con el chico por un momento. Cuando el chico del sombrero sube se nota extrañado y se sienta en la mesa que está al fondo con la chica solitaria, la cual quedaba a dos mesas de la de Lesslie y Valeria.

Valeria: Less, no te preocupes, yo pasaré por tus cosas mañana a la casa de Xergio y te quedas conmigo los días que necesit…

Lesslie: No, Valeria. Yo voy a ir por mis cosas y me voy a ir a Oaxaca. ¡Ya lo decidí!

Valeria: Pero Less, ¿y lo nuestro?

Lesslie: ¿No te das cuenta que lo único que quiero ahorita es estar sola? Necesito estar sola para…

Valeria: Pues ya está. Está bien. Si tú quieres estar sola pues te vas a quedar sola, corazón.

Valeria toma su bolso y se retira. Le grita algo desde abajo del balcón a Lesslie, pero no alcanza a entender muy bien porque iba pasando un camión en la calle y sus palabras se pierden entre la distancia y el ruido. Lesslie se queda sola en la mesa. El chico del sombrero la observa por un momento y Lesslie trata de ignorarlo. El mesero se acerca a preguntar si desea tomar algo más.

Lesslie: Sí, un café americano. Sin leche y sin azúcar. Por favor.

El mesero se retira. Ella toma un cigarro de la cajetilla. Se toma su tiempo para buscar el encendedor. Hasta que el chico del sombrero llega a su mesa y le ofrece lumbre.

Lesslie: Gracias.

Acerca el rostro a las manos del chico para encender el cigarro.

Lesslie: ¿Gustas uno? ¿No? ¡Ah, no fumas blancos! Bueno. Ya sé, yo por más que intento, no logro recordar en qué momento comencé a fumar cigarrillos blancos. Me llamo Lesslie.

El coro de Everything Means Nothing To Me de Elliot Smith comienza a repetirse por las bocinas de toda la cafetería.