martes, 15 de diciembre de 2015

Colaboración con ESCALETRA


























La primera de una serie en las que estaré colaborando con las FICCIONES CON SOUNDTRACK en la revista digital en PUERTO VALLARTA. Publicandose una cada lunes a través de su sección de columnas en la página. Gracias a Miguel Corrales, Aline  Aguilar  y a todo el equipo creativo en la revista. Saludos a todos.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Ficciones con soundtrack 02 – Extraña Sensación. (Escuchando Portishead)


– ¿Me vas a decir que ya tienes sueño? Si apenas son las dos de la mañana –le dije.
–Ya lo sé, pero te recuerdo que ya no tenemos veintidós años –dijo ella.
– Mujer, en este lugar la gente se duerme a las siete de la mañana, te levantas a la una para desayunar, bañarte y dirigirte a tu trabajo; si es que tienes uno.

Para cuando se hicieron las tres de la madrugada Alicia tomó sus cosas y se encerró en el auto. Habíamos llegado a  Puerto Vallarta la noche anterior y teníamos pensado pasar todo el puente del día de muertos aquí. Digo teníamos porque al parecer a ella ya no le interesaba quedarse un día más en este lugar. Dijo que haber venido desde tan lejos hasta acá le había parecido una estafa. Entonces yo solo tomé el camino de la caravana que empezaba desde el parque Hidalgo con un trago en mi mano. Si fuera un poco más sincero, aceptaría que el enojo de Alicia fue por culpa mía. Pero en ocasiones, sobre todo en esta clase de ocasiones, no me escucho a mí mismo por temor a decirme algo correcto. Y es cuando prefiero envolverme en el ambiente o también subirle a la música.

Por la noche mi corazón no lleva el ritmo que otros corazones llevan. Al parecer cada quién lleva sus propios tratamientos para llegar al equilibrio. O al caos. Con Alicia principalmente ese ritmo me llevaba a un interesante paseo de melodías cargadas de tiempos agridulces. Tiempos en los que una sola palabra podía convertir todo en fuego o en misterios. Al final era ella la que animaba las cosas diciendo: – Vamos, todavía podemos continuar con esto un poco más. Era la madrugada de día de muertos y el clima en Puerto Vallarta no podía estar más agradable. Todo parecía encajar en un bonito cuadro de gloria.

–Escucha esto mientras observas una larga avenida o tomas un baño de agua fría. Veras que tu cuerpo resiste todavía un poco. Quizá todavía un poco más de lo que creías resistir –me dijo alguien durante la noche mientras la caravana de disfraces pasaba por los arcos del malecón. Aunque ahora no recuerdo  bien quien me lo dijo. O puede que hasta me lo haya dicho yo mismo. Regresé al auto y ahí se encontraba durmiendo Alicia en el asiento trasero.

A las cinco de la madrugada cuando por fin despertó y le pregunté que cómo se sentía
–Con una extraña sensación del amor castigándome. – me contestó.

Tenía razón… ya no teníamos veintidós. Al amanecer salimos de regreso al D.F.

miércoles, 21 de octubre de 2015

FICCIONES CON SOUNDTRACK 01 – Desorden interno. (Escuchando Nine inch Nails)


Dentro de la misma historia, las cosas se habían modificado. Todo mundo ama alguien, pero también puede amar a alguien más. Con esta convicción Perla Sónica decidió irse a San Francisco y entonces (al menos para mí) todo se sumió en un mismo tiempo. El tiempo en que llegamos a conversar de nuestras ansias y nuestros temores a solas. El presente entre dos vueltas de espalda, hasta volverse intenso. 

Era cierto. Me daban ganas de volver a decirle que ella era algo que jamás iba llegar a tener. Pero eso, no me convencía de extrañarla menos. Ni poniendo en la televisión los programas más vulgares o dejando que las calles de esta ciudad me llevaran a la ruina. En cierto momento lo único que podía voltear a ver, era mi cara en el espejo del baño. Cuando creí que solo los buenos juicios, los sanos pensamientos, nos salvarían; o mejor dicho, me salvarían de mí mismo.  


Al ver mi rostro más de cerca he logrado recordar a Perla Sónica tomando sus cosas de manera tosca y azotar, por último, la puerta de la casa de manera brutal. Dentro de la misma historia, las cosas se habían modificado. Dentro de mí también y la espiral de mi memoria ahora daba vueltas hacía abajo. Los estrechos largos de la vida perforados con una vieja destrucción. Todo mundo ama a alguien, pero también puede amar a alguien más.


Las convicciones, en ocasiones, acechan contra la voluntad.


viernes, 16 de octubre de 2015

La chica escuchando Tom Waits mientras se afeita las piernas.



Los sueños – las distancias – los delirios – el color de mi voz – los zapatos de un viejo cuento – el vecino desmayado – una ambulancia – Distrito Federal; es decir, Bellas Artes, Chapultepec,  Insurgentes y Reforma; es decir imagenes e imagenes de otra realidad Azcapotzalco una chica ocho años menor que yo el sonido de una trompeta ensayando en una azotea – las emociones del desvelo – sus conductas – mis conductas – el intenso intermediario – la luz de la ventana del cuarto de baño – la intensidad de tantos filosóficos días que explican sola una parte humana – una descendencia – “¡Qué bonita noche! ¿Verdad, joven?”, me dice el viejo de la puerta de la casa – una canción para escucharse mientras se abre la última de las noches y con la puerta de la calle abierta – una historia del administrador de un bar en Puerto Vallarta – me había quedado en casa todo un fin de semana pensando en qué podía volver a decir – el tiempo se me va como sangre corriendo por las venas y, con otro propósito, la chica escuchando Tom Waits mientras se afeita las piernas.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Física bondage





Sí, ahí estaba ella.
Y la vida entonces parecía advertirme de vibraciones emitidas,
en forma de ondas, 
desde el cosmos que constituían todos sus átomos.
Ahí es cuando no pude decir ya más.
¿Cómo hablar sin saber dar parte a esta tregua? 
Finalmente el escritor escribe una única obra durante toda su vida.
“Lars dice que lleva ese tipo de vida porque le gusta
y por eso trabaja para costearse sus gustos.”
Sí, ahí estaba ella.  
Su amigo se llamaba Lars.
Mencionaba eso mientras viajaba dentro de un taxi.
Esa última vez que estuviste en Puerto Vallarta, 
¿recuerdas que fuimos a una pool party en un depa por Mismaloya?
Ahí conocimos a otros personajes, igual o más locos que Lars;
y que hablaron de ir a la inauguración de una galería por el centro cultural “El Cuale”.
Sí, ahí es que estábamos todos juntos bebiendo
y observando los cuadros de una realidad alterna 
Y también charlando con viejos amigos.
Algunos de ellos que tenían planeado mudarse al D.F.
De nuevo, dentro de un taxi, alguien decía: Todo derecho por ésta. 
¿Recuerdas que me preguntaste qué es la oscuridad 
dentro de una habitación de hotel?
En algún momento yo solo quería gritar, pero no pude decir palabra. 
“Te desconozco. No sé en qué te conviertes.”
Las cosas que escucho mientras viajo a bordo del taxi eran de otra índole.
Lo mejor quizá fuera re-escribirlo.
 “La oscuridad es un espejo negro que refleja la luz de la realidad”, le respondí.
¿Cómo hacer para que la otra persona no se preocupe 
por un llanto repentino, mientras se encuentran dos amantes en una cama?
“Lo que estoy tratando de decirte es que solo tienes que tener una visión
en la que enfoques hacia lo que tú más quieres; a lo que te mereces.”
Un rap para pensar irse al D.F., el track se llama Crime & Medicine de Mos Def.
(We ain't got to speak when it's written in the eyes…)
“Estaba pensando mientras estabas dormida…” le dije 
¿Qué es lo correcto para uno que vive con un cosmos dentro de su cabeza?
“Qué curioso, yo estaba pensando mientras dormía.” dijo.
Sí, ahí estaba ella. 
Creo en el amor que se manifiesta por instinto. 
Y cuando dos amantes se han juntado, creo en  una forma de cosmos propio.
“Ahora debes intentar escribirlo de esta forma, fíjate:


Sí, en ese momento no pude decir ya más. Después de pasar toda una temporada saliendo juntos, en su última noche en Puerto Vallarta, decidimos tomar un par de cervezas y sentarnos frente a uno de esos atardeceres que inspiran. Y ella, como en una manifestación de algo que no podía reprimir más, mencionó: Te amo. Como algo que ya desbordaba sus ansias y sus sentimientos más profundos. Y de pronto, yo me detuve en mis pensamientos mientras que con la mirada atravesaba la bahía de punta a punta hasta terminar con nuestras miradas encontradas. Todo en el momento cumbre de tener que decirle algo, no pude decir ya más. La emoción más grande llevada al grado del silencio. Dónde todo estaba dicho por dentro pero tenía que también manifestarlo por fuera de alguna manera; y que ojalá fuera la correcta. Pero no pude responderle ni con un suspiro. A lo que ella, hábilmente, acercó su rostro a mis labios para darme un beso que marcaría toda mi vida a partir de entonces…”

Finalmente, el escritor escribe una única obra durante toda su vida.
Temprano, por la mañana, salimos del hotel
y caminamos hasta su casa. 
Ninguno parecía cansado. 
Ella parecía no tener ganas de discutirlo en ese momento,
pero le pregunté algo referente al futuro. 
“Tienes que saber qué es lo que realmente quieres. 
A veces hasta pareciera  que hicieras todo por no ganarte un premio.”
Cuando dos amantes se han juntado, forman un cosmos propio 
rodeado por una capa de deseo. 
“Te desconozco. No sé en qué te conviertes.”
Al corromperse el deseo, el cosmos queda vulnerable también. 
Rodeado rastros de soles que explotan y se enfrían;
dejando una especie de espejo negro que refleja la luz de la realidad.
"Que tu único mérito no sea el de coleccionar rechazos."
Cuando tuve que regresar a mi casa, 
tome un taxi y, al subir, dije: Todo derecho por ésta.
Y seguía escuchando las ondas sonoras de su voz en mi cabeza.
Las ondas sonoras que también sobreviven en el infinito. 
Sus palabras atravesando la oscuridad, 
antes de que la oscuridad nos consumiera a ambos en una especie 
de bondage alterado.
(Infinito + Infinito = más Infinito)
Sí, ahí estaba ella. 
Yo un tanto más. 


lunes, 7 de septiembre de 2015

El hombre simultáneo



…Dos, tres…
Sí hay hombres que todo el tiempo viajan a ningún lugar, ¿tendrá horario para pasar su autobús?
Y el hombre de la calle me responde: –Hay morbo. Morbo para el infinito de un camión simultáneo. En el autobús viajan también mujeres y niños. Los hombres que se van conocen que recorren en este autobús un paisaje que para ellos ya es habitual. Esta clase de vida es solo un paisaje habitual.
“Es solo un paisaje habitual” repito en mi pensamiento.

…Dos, tres…
Las mañanitas auspiciadas por un paseo sin rumbo. Con hombres con el alma oxidada que mecían la cabeza en los asientos contiguos y que orinaban dejando un charco que luego corría por el piso. Y otros que también venían lubricados con el ambiente del alcohol, no se asombraban de nada. 
–Piensa en la locura, en la locura bajo sus diversas manifestaciones –me dice el hombre de la calle.

…Dos, tres…
El autobús ya estaba casi lleno, y el hombre de la calle y yo estábamos afuera esperando. Él bebía algo de un vaso desechable y veíamos hacía el fondo de una calle que estaba por de más oscura. No recordaría la hora, ni por más que lo intentara. Y, no sé muy bien con qué motivo, dije: 
–No esperemos más. –Y el hombre de la calle avanzó con una pequeña risa sardónica hacía la puerta del autobús.

…Dos, tres…
Una luz en mi cabeza parpadeaba y era parecida a la lumbre de un cigarro. Le pregunto al hombre de la calle por qué forma parte de este paisaje y me dice: 
–Piensa en la locura. En la locura bajo diversas manifestaciones. En la locura que emerge desde las profundidades del asfalto y de las profundidades del individuo. En la locura que se mueve en algunos lugares donde predomina el vicio y la intoxicación. En la locura detrás de las manchas de los días que parecen normales. En la locura de la muerte y en la locura de una nueva vida. En la locura que aseguran algunos que da el dolor como una manera de causar placer y nos aleja de la banalidad que en ocasiones nos implica ser. Piensa en la locura una y otra vez y verás que sobre ese punto la vida proyecta la alternativa a una simple sonrisa…
Mientras a mi lado el hombre de la calle hablaba, observé hacía afuera y la obscuridad de la calle todavía seguía ahí. “Es solo un paisaje habitual” se oye gritar a alguien desde el fondo del autobús. 

…Dos, tres, cuatro.
En la década de los ochentas, una banda de rock mexicana llamada “Las fábulas de Nora” lanzó un material musical titulado “El hombre simultáneo”. El cual incluía una canción del mismo nombre y que fue el mayor éxito de esta banda. La letra de la canción era alegórica al relato del mismo nombre también. Al final del track, se incluía un fragmento que decía lo siguiente:


Los poetas tienen manchas en los ojos de la sorpresa de los días.
Observa sus miradas cuando observen el vacío.
Piensa en la locura que se ocupa más 
de la levedad. 


Durante una entrevista en radio se les preguntó a qué se debía el nombre de la banda y, más específicamente, quién era Nora. A lo que el vocalista respondió que Nora era una chica que le contaba muchas cosas y una peculiaridad es que se arrancaba la piel de alrededor de las uñas con sus propios dedos. Después de otros dos discos, que tuvieron muy poco éxito en el mercado, la banda se disolvió definitivamente en 1994. Uno de los temas, incluido en su último disco, era alusivo al mismo autobús de la historia del hombre simultáneo. En esta versión, al final de la letra, se hacía mención de que en el autobús había una niña llamada Solei, que representaba un despertar del hombre simultáneo, o en otro sentido, lo sagrado


Datos Generales:

Banda:
“Las fábulas de Nora”

Integrantes:

- Renato Lucio Cortés (Compositor y vocalista)
- Gerardo Anselmo (Primera guitarra)
- Marco Cismara (Segunda guitarra y sintetizadores)
- Manuel Iturbe (Batería y percusiones)
- Santo Riberí (Bajo y segundo compositor de la banda)

Discografía: 

- El hombre simultáneo. (1986)
- 3000 Culturas (1989)
- El camino de la intimidad. (1992)

Sencillos:

- El hombre simultáneo. 
- Las cosas que no cambian.
- El secreto de los vivos.
- Hotel six 
- La recámara de un lugar mágico.
-¿A dónde se va la obscuridad cuando llegas tú?
- Un paisaje habitual.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Una editada reminiscencia.



No puedo recordarlo todo. 
No puedo recordar a qué profundidad del misterio la presencia se desvaneció para comenzar la fantasía. Esa fantasía que, con el tiempo, se vio reflejada en nuevos eventos editados y resguardados en cuarteles de tibios bordes. En medio de esa profundidad involucramos los momentos juntos y nos dimos a conocer de otra forma. Los momentos que son cortos y por eso no podemos darnos el lujo de detenernos. Observar la entrada a la profundidad fue sencillo desde la primera vez en la que, casi todo lo que estaba en tus ojos en ese momento, encendían un camino hacia lo desconocido. (En donde la nada es lo que nos llena). En donde el calor, la duermevela y el albor existían de manera genuina. Sin saber con seguridad el cómo y el por qué (dos interrogantes que son como para matarse cuando tienes un afán por encontrar razones). Las imágenes más limpias en mi pensamiento eran las de un cielo despejado. Al cual  le pedía hacer bailar a las estrellas esa noche en que todavía caminábamos a lo largo de una ciudad que yo a veces sentía como un remolino. Un remolino que mientras estás dentro te mantiene animado, pero cuando te escupe no sabes si subirte de nuevo o tomar una nueva ruta. Pero esa noche solo pude robarte medio sueño de la cabeza. No puedo recordar en qué momento la lluvia decidió darnos un show con nuestros rostros empapados y los alientos fríos. Sin faltar las emociones que nos arrojaron a un evento preparado para contrariar nuestros planes. Pero aún con canciones de fondo que seguías cantando. ¿Nunca tomaste una decisión con los ojos iluminados por un remanente amanecer del deseo? Yo creí que todo se absorbía en el viaje a lo profundo de ese misterio. Dónde reacomodaba las disolvencias de los vasos con los que brindamos la primera vez  por nuestros encuentros en medio de la incertidumbre. Y el hotel donde nos hospedamos tenía la simetría perfecta para invocar los instintos con detalles que no faltaron al combinar las texturas entre las palabras y las lágrimas de tus suspiros. Dispuestos a dar con la aventura, recorrimos la profundidad en medio de un camino de lodo hasta que las notas musicales de una banda española nos brindaron el vaivén de una nueva danza en forma de vetusta dulzura. Lo mejor se encontraba mientras nosotros nos perdíamos. No puedo recordarlo todo de cuando te tuviste que comprar un suéter nuevo en una tienda C&A. Ni cuando por accidente derramaste vino sobre la mesa mientras nos preguntábamos ¿Qué vamos a hacer? Si quiero recordar, me viene a la mente esa primera pelea que un argumento de la termodinámica provocó entre tus amigos y decidimos salir a comprar unos cigarros para dejarlos solos por un momento. Y entonces ahí, entre la salida del callejón poco iluminado y la esquina donde los extraños nunca mueren de tristeza, la profundidad de tu misterio me besó entregándome la excusa perfecta para pedir que te quedaras conmigo. La primera vez que te vi tenías catorce años y yo tenía el pelo largo. En esa época había sucesos con los que estaba obsesionado y que componían tantos otros misterios para mí: Jean Nicot, rey Francés de donde proviene el origen del término nicotina, la poesía mística de Rimbaud, el histrionismo de Marcel Marceu, la voz de espesa de Tom Waits, los gruñidos impulsivos de Kurt Cobain, la esencia criminal de Alla Poe, lo sugestivo de Rene Magritte, tres discos de Dir in Grey, uno más de Motorhead, el aislamiento de los cuadros de Edward Hopper, la relectura de Rayuela, el compuesto visual de Stanley Kubrick, los dilemas de Nietzsche, el baile de Ian Curtis, una canción de Luca Prodan, Salvador Dalí y Luis Buñuel detrás de Perro Andaluz, el final de Los siete samuráis de Kurosawa, la otra verdad de Diógenes, la tristeza enmarcada de Chaplin, la rusticidad de Mike Patton, música de Tchaikovsky en la línea del metro, una historia de Lewis Carrol sentado en medio de un parque, los retratos femeninos de Edward Munch, el temperamento de una línea de Williams Carlos Williams, los hermanos Revueltas en medio de una galería, la genialidad de William Burroughs, una locura como la de Maria Panero, el remolino de una película de David Lynch, la última aventura amorosa de Corto Maltes, las denuncias de Albert Camus, una portada de The Clash, la obscuridad de Nick Cave, el desarrollo de una pintura del Bosco;  y tantos otros misterios que, siete años después, eran absorbidos y concentrados en una sola expresión generada por tu rostro hasta llevarme directamente a la entrada de la profundidad de un nuevo un camino hacia lo desconocido. (En donde la nada es lo que nos llena). Y dónde, sin espera, la presencia se desvaneció para convertirnos en nuestra propia esencia.

No puedo recordarlo todo.





martes, 25 de agosto de 2015

La eternidad bastará



Tres palabras, como lunares.

Escoger una oración para nombrar el triángulo que forman 
esos tres puntos en tu brazo. 
Una oración que pueda encerrar un mundo.
Cuando nosotros no estemos más para saberlo,
la eternidad bastará.  
Lo mejor es lo que pasa, dice ella.
Mientras sigo leyendo la historia

que cuentan los pliegues de su piel.



miércoles, 12 de agosto de 2015

Aleteos... en un silencio





En un silencio pueden integrarse esas cosas,
entre dos miradas es más intenso.
“¿Te vas a quedar ahí, sin decirme nada?”
me decía la chica mientras se ponía de nuevo su bra y su blusa.
Afuera ya comenzaba a anochecer.
Ese domingo habíamos quedado para ver una película en su casa;
una donde salía Charlotte Gainsbourg.
En la casa estaba la madre de la chica.
Una mujer de voz fuerte y simpática;
de perfume dulzón y ojos serios.
Y que hablaba de hacer un viaje en las próximas vacaciones
con otra señora que estaba de visita; igual que yo.
La chica hizo un movimiento con su mano;
avisándome que subiera a su cuarto.
Nos metimos en la cama sin poner película alguna.
Lo único que estaba puesto era un disco de música
que a los cuarenta minutos se acabó y empezó de nuevo,
automáticamente, tras un breve silencio.
En un silencio pueden integrarse esas cosas,
los orgullos vienen después.
Enseguida observé por la ventana una parvada de aves alejándose.
Afuera ya comenzaba a anochecer.
Los domingos, por la noche, la madre de la chica salía con otras señoras
a una plaza cercana dónde daban recreación familiar y vendían cena.
Al regresar a casa encendía el televisor de la sala
y lo dejaba en un programa de entretenimiento,
hasta dejar que le entrara el sueño.
La chica y yo seguíamos en el cuarto;
y entonces ella comenzó a explicarme que hay noches
en que su cuerpo se empieza a llenar de aleteos.
Pero aleteos que comienzan dentro de sí misma
y terminan por invadirla toda.
Dijo que en esos aleteos cabe la felicidad, el sufrimiento,
la razón, la enfermedad, la nostalgia, la estupidez y los vicios.
No supe bien que responderle.
Así que me levanté y abrí la puerta;
al asomarme noté que ahora estábamos solos en la casa.
“¿Te vas a quedar ahí, sin decirme nada?”
me decía la chica mientras se ponía de nuevo el bra y la blusa.
El disco de la grabadora iniciaba por sexta vez.
Comenzaba con una canción de Chris Isaak.
De pronto, al voltear a ver el cuerpo de la chica,
sentí un ligero aleteo dentro de mí.
Un aleteo frío y ligero que me recorrió por el pulmón,
el corazón, el hígado, el riñón y hasta mi bazo.
Como si fueran una especie de lepidópteros
mientras la armonía de mi cuerpo respiraba
al ritmo de una bestia naciente.
“¿Cómo medirías ese aleteo comparado con lo que a veces digo?”
“¿Cómo se arroja un placer a discreción, a lo más profundo, sin morir de aburrimiento?”
A pesar de la música, yo sentí, en  ese momento,
que nos sumíamos cada vez más en un acompasado silencio.
Y que volvía a dejarnos sin instintos,
no sé cuántas veces más.
Observando por su ventana una parvada de aves alejándose.
Pero todo en silencio.
El sonido parecía haberse ido con aquellos aleteos lejanos
generando solo nuestra presencia.
No importaba si en la sala de la casa el televisor se encendía;
y una madre de ojos serios se sentaba frente a este,
hasta quedar cabeceando de sueño.
“¿Te vas a quedar ahí, sin decirme nada?”
Y yo le dije que en un silencio pueden integrarse, mucho mejor, estas cosas.

domingo, 26 de julio de 2015

Post-amantes



            
–Sí, sabes, te pareces a un viejo amigo que conozco –dijo ella
– ¿En qué? –le pregunté
–En la manera de amar y de desear, en la forma de referirse al placer, en el juicio cansado de su desesperación…

Siempre te había visto como en un discreto amorío en el que terminaríamos como amigos – Saliendo juntos, clandestinamente, como parte de una situación que generaba un deseo y, al mismo tiempo, un juego atractivo – No sé si en algún momento, mientras convivíamos de esta forma, también lo jugaste y al final decidiste dejarlo por las buenas – Como esas situaciones que son mejor no darles tantas vueltas porque terminarían en el mismo punto – Un punto que era más parecido a una cruz sobre el camino y que podía significar tantas cosas – Personalmente ese acercamiento me cambió el modo de ver mis relaciones futuras; y ahora, estas mismas, me parecen cada vez más alejadas a los pulsos que me provocaron tus manías – Quizá de ahí partió el verme, de pronto, en una búsqueda de amantes por un oscuro mundo sexual.

–… en los errores, en las miradas perdidas, haciendo todo como hacia un único sentido que bien pareciera ser el de la redención o la condena…

Una búsqueda que, por momentos, se vuelve frenética y, por momentos, absurda – Con argumentos de algunos de mis amigos, y todos mis fantasmas, que se han ido confluyendo – Una búsqueda ambigua por los caminos que vagamos ciegos tantas noches – Noches llenas de miradas – Y en la que caes una y otra vez por el fuego tentador de lo erótico – Un fuego que, cuando funciona bien, esta complementado por el número par: dos bocas, dos lenguas, dos miradas, dos caderas, dos espaldas, dos sexos… así el fuego te ilumina y calienta – De lo contrario, estando solo, el fuego bien te mata.

–… en los besos dudosos que das con los ojos abiertos, en los sueños alargados por las vías de las sonrisas internas; ¡uff! sus sueños son tan parecidos…

¿Y si las memorias también se perdieran en medio de la eternidad? – ¿Y si al borde de nuestro destino los sentimientos desaparecieran antes que nuestra conciencia? – La realidad, que nos detiene para recordar las cosas que anhelamos, en medio del atardecer – ¿Recuerdas la noche en que charlábamos de las visiones sobre las vidas pasadas que se cuelan en nuestros sueños? – Deseable es un estado de sincronía con los sueños y la vida – Ojalá que los nuestros sean de una textura muy suave – Porque, a esta altura, no sé qué otra cosa pueda amortiguar nuestra caída.

–… pero, ¿sabes en qué sí son diferentes?
– ¿En qué? –le pregunté
–En que contigo siento que no nos conocemos lo suficiente. ¿O tú como ves?
– No, supongo que no –le dije al final.


sábado, 25 de julio de 2015

DESDE LA RED...



La primera vez que escuché a Scott Walker tenía diecinueve años; el tema: "The Old Man's Back Again". Lo habían programado en la radio dos sujetos, relativamente jóvenes, y que apenas conocía en la estación, cuando recién había comenzado a asistir. A uno de ellos le decían "el Fito García" y al otro "Cesar Urbina"; su programa se llamaba "Overground". 

Después supe que Fito vivía en Estados Unidos y que ahora trabaja para un canal de televisión independiente. Cesar Urbina que vive entre París y Berlín y se dedica a la composición y mezcla de música electrónica bajo el nombre artístico de  "Cubenx".  Quien, como el mismo lo ha dicho, quedó inspirado por la obra de Scott Walker a tal grado que uno de sus albums lo tituló "On your own again". Aquí una muestra de esta producción:






Recientemente, y en la búsqueda de más información sobre el cantante, me encontré con el documental "Scott Walker 30 Century Man" del 2006. Un film que cuenta con intervenciones de artistas y bandas como David Bowie, Radiohead, Jarvis Cocker, Brian Eno, Damon Albarn, Marc Almond, Alison Goldfrapp, Sting, Dot Allison, Simon Raymonde, Richard Hawley, Rob Ellis, Johnny Marr, Gavin Friday, solo por mencionar algunos... Y que desde la introducción te engancha con la comparación del personaje mítico Orpheo y el personaje musical en que se ha convertido el señor Scott Walker en los últimos años. Pasando por la historia de sus primeros proyectos musicales y el proceso creativo, inusual, que describen productores y el mismo Scott para realizar sus producciones tanto dentro como fuera del estudio de grabación. Con todo, un buen referente para conocer un poco más de la figura emblemática del músico. 

Después de verlo, me dio curiosidad por saber que opinarían aquellos dos viejos amigos (que de viejos no tienen tanto... creo) de dicho documental. Que aunque les perdí el rastro por un tiempo, sigo encontrando en sus trabajos referencias que se van vinculando con el gusto por la música de los tiempos. Pero que sobre todo los recuerdo, como dos buenos compadres transmitiendo en una cabina de radio; al Fito con un café en una mano y un cigarro en la otra y a Cesar escribiendo frente a su computadora portátil; y ambos sin camisa debido al calor tan cabrón que hacía ese verano en Puerto Vallarta. 



"Scott Walker 30 Century Man"
Dirección: Stephen Kijak
Productores:
Mia Bays
Stephen Kijak
Elizabeth Rose
Año:
2006
Duración:
95 min.
País:
U.K. / U.S.A.

domingo, 19 de julio de 2015

AUTISM... Y un nombre que no he encontrado


El objetivo era dar con un nombre para un nuevo espacio radiofónico musical en la estación. En algunas ocasiones lograrlo es sencillo (incluso bajo circunstancias inesperadas). En otras, las ideas te llevan de un asunto a otro y sin poder dar en el punto que quieres proyectar; yo ahora me encuentro en esta segunda.

Mi idea inicial era describir un “estado musical” que englobe la circunstancia del que pone la música como el que escucha. Como cuando le presentas una nueva banda a alguien. O también el nombre que describa esa “experiencia estética en el oyente” que provoca la música. Algunos primeros brotes (rápidos y directos) de esta idea fueron “Melofilia” o “Tracksportal”. Pero esta investigación me ha llevado a más; y así es como he dado hasta AUTISM:

Banda de Post-Rock de Luthuania, cuyo álbum “The crawling chaos” del 2013 me dejó intrigado en su trabajo. Ya que al escuchar en sus canciones recitar (realmente recitar, sin darle una intensión melódica de una canción) fragmentos del relato fantástico de H.P. Lovecraft, co-escrito con Winifred V. Jackson (también conocida como Elizabeth Berkeley); todo envuelto en esa atmosfera de columnas de guitarras estridentes con detallados toques armoniosos, dan la alegoría a la alucinación empalmándose historia y música casi naturalmente. En su página de bandcamp lo explican como que tal vez salió de forma natural mientras experimentaban y trataban de encontrar el sonido distintivo para este proyecto.

Y aunque todavía no doy con el nombre del espacio radiofónico, al menos la situación me ha llevado hacia otras texturas musicales. Os dejo pues con esta propuesta por hoy.