martes, 25 de diciembre de 2018

FICCIONES CON SOUNDTRACK 14.- Blue Café (Escuchando: Kid A)



-       -Pero hoy no se amarte como yo quisiera que me amaras mañana...

Poco menos que eso era lo que escondía el café que me servías esa mañana, mientras me sentaba en tu comedor; desvelado y con la misma ropa del día anterior. Yo nunca dije que amarte fuera profundo; solo que  Tú, estabas libre y la ternura de los movimientos de tus manos girando la cuchara en la taza de tu café, hizo que la música nos defiera en una versión de cariño reservada en una forma discreta del adiós. A veces para mí hoy son muy importante detalles como esos; pero no importaban ese mismo día que ya era mañana. 

Tengo la música grababa que en ese momento nos marcó diciendo amor y creo que en realidad, es solo una cuestión de perspectivas y símbolos sobre el afecto y la solicitud de una fuerza externa de sentimiento que nos marca impulsos, arrebatos, instintos… Y el después es un retorno de deseos por llenar, porque el ser humano no está hecho para cuestionarse su estado, sino para sentirse bien sin preguntar.

La música escondida en los planos vacíos sobre una obscuridad parecida a la depresión y sin escalas ascendentes… así que todo pasa de lo agudo a lo grave. Pero el temor de ese baile de verdad que descubres en la obscuridad es la de nuestro interior.

Dónde nuestros labios bien pueden ser todos los apocalipsis flotantes de la destrucción de mundos elaborados y nuestra gracia puede seguir existiendo en la promesa de un calor, pero no para ser tan amigos al final. Y si de alguna manera te hubiera mostrado el lugar que querías, estoy seguir que podrías haberlo hecho por ti misma al final de una noche hablando al cielo del frío que iba acurrucándose a tus brazos. O a los míos a fin de cuentas. Tengo la música de una promesa en ti, cariño, y no basta con saber por dónde caminar cuando solo sigues los pasos perdidos.

Yo nunca dije que amarte fuera profundo: apocalipsis atorados en cada poro por donde expulsamos el sudor de ya no querer ser más lo que hablamos detrás de lo que significaba ser tú, ni lo que significaba ser yo. Este fin de año, tomada de la mano de alguien más que te hace ver lo que fácil que todo era. Y que no necesitabas que te explicara las cosas cuando tú me decías que yo era un cómplice en los días estimulantes para decirnos que no podíamos ser tan amigos; pero si podías acabarte las tardes de esta ciudad en rincones de sábanas y vicios. Estoy seguir que podrías haberlo hecho por ti, mientras escribía que te amaba, pero no te encaminabas a nada. Los pasos perdidos ya estaban en el sabor del café que me preparaste a la mañana siguiente y te sentaste frente a diciendo que no te amaba.

Yo nunca dije que amarte fuera profundo; pero es que tú me enseñaste que el amor si puede llegar a ser profundamente superficial. Aunque lo tengo presente: el verdadero amor archivado en estos días. Y la permanencia muriendo en medio de  una sonrisa enmarcada por la memoria más allá de una espiral disuelta.


-Lo siento- dijiste al dejar de revolver la taza de tu café sobre la mesa- Pero hoy no se amarte como yo quisiera que me amaras mañana...


Mi café sigue suministrando un espiral.

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