lunes, 15 de febrero de 2016

Ficciones con soundtrack 07 – Bebiendo vino con Dios. (Escuchando Black Rebel Motorcycle Club)




Luis Barredo, bebiendo cerveza, una tarde en la colonia La Floresta, diciéndome: –A los 17 tenía la creencia de que, si escuchabas la canción adecuada en medio de una emoción adversa, podía evocarte las reflexiones más sanadoras. Espero que eso sirva diez años después (pone play al disco y se enciende un cigarro).


Alizeth Cortés, bebiendo Ron en la playa, una noche con amigos: –Cuando fui a Saltillo me bajé del camión con ropa veraniega, sabes, shorts y playera y emputiza me metió mi hermana al auto de nuevo y me dijo: No puedes salir así, esa no es ropa para andar por aquí. La verdad no entendía. Pero luego me explico que era por seguridad. ¿Qué?, si me voy a ir para allá en un tiempo con mi hermana. Quizá encuentre un buen trabajo y por ahora estoy en eso. Ya no tengo novio ni nada que me haga estar en esta ciudad. Mi único inconveniente por ahora es comprarme más ropa.

Salvador Paradis, publicista, escribiendo un mensaje por whatsapp y bebiendo un Gin Tonic en el lobby del Hotel Grand Luxxe de Nuevo Vallarta: En sí, fue una corta despedida para una distancia tan larga. Y, como siempre, no esperaba ese grandioso encuentro. Gracias por tu compañía y tus palabras y tus besos. Me encantó escuchar tus frases de cariño y deseo. Ahora sé que tan solo hay que esperar los días y verlos pasar como pasan las actuaciones de las demás personas frente a mí. La gente siempre es la misma. Ojalá no tengamos que volver a vernos. (Su mensaje fue visto a las 23.00 horas y no fue respondido).

Lars Greig, en su departamento por Olas Altas, bebiendo Whisky con un socio de su empresa de entretenimiento: –Una parte de ti se está terminando. Una parte de ti se aferra. Para ti es como si se pudiera ocultar todo en un mundo de palabras. Pero a veces confías de más en las personas, inconscientemente. Y esperas que te digan algo de cierta forma, cuando en realidad tan solo te enamoras de una “sensación dulce”. 

Lamat Alondra, bebiendo una lata de “New Mix” con un amigo en el Parque Hidalgo: –Creo que es normal que no puedas dormir. Yo estaba igual en cierto momento y era por pensar en la autodestrucción en mi estado de crisis. Ya de por sí, el ser es totalmente indefinible porque, como bien dicen los estudios, solamente tienen la comprensión más mínima. Y por ende el concepto del ser es analógico. El cuerpo es el principio de la individualización pero no por eso debes pensar que no hay nada después de morirse, aunque eso no lo piensas cuando estas con las ganas de salir a la calle y que te atropelle un auto. Mira, mejor ya déjate de puñeteces y dime por qué crees que te has vuelto más hostil. Debe ser algo emocional.

Josué Fernández, estudiante, bebiendo Vodka, en Sayulita, el solo: Ella me enseño que del amor nace la vista (cuando usualmente es lo contrario). Y yo no supe ver bien… por estar cegado. En ocasiones, hay que cerrar los ojos al mundo para abrir y ampliar la visión a través de los sueños. Pero quisiera que me buscara y me dijera al menos que, esta vez, no solo me quedaré observando toda la noche el mar.

Despertando un domingo cualquiera: Anoche llegué a las 4 a.m. No me canso de escribirte. De invocarte. De soñar en tus brazos y de dormir pensándote. Aun detrás de las emociones, con las prisas del mundo por autodestruirse. El siglo de la vida que cargo en mi genética plagado con la misma incertidumbre y creación. Somos, un poco, dioses y, un poco, bacterias. No hay manera fácil de cruzar un camino difícil. Pero vamos adelante, especie creadora de la inmortalidad. La canción era la adecuada para seguir bebiendo vino con Dios y brindando a lo alto por la gracia divina de los demás. Ahora sí que todo el mundo tiene su grado de desaparición, disolvencia, olvido. 

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